lunes, 18 de abril de 2011

176º ANIVERSARIO DE CHICLAYO

Chiclayo, tierra indudablemente generosa, celebra su 176 aniversario de creación política. Es cierto que contamos con un sol radiante, con gente amistosa (no en vano se nos cataloga como "ciudad de la amistad"), con comida deliciosa, con paisajes preciosos. Motivos suficientes para celebrar y estar contentos de todas lo que poseemos. Sin embargo, es lamentable ver como las calles amanecen más sucias de lo normal, la inseguridad aumenta, la bulla es la melodía común al salir de las casas, el tráfico, el humo y el desorden nos dan los buenos días cada mañana (tarde y noche, también)...

¿Qué creen que nos diría nuestra ciudad, si es que pudiera hablar? ¡Gracias por las verbenas populares, quema de fuegos artificiales, conciertos y demás actividades que, al terminar, me consumen, me desintegran! ¡Gracias por su indiferencia, por buscar su beneficio, por jactarse de lo lindo que soy y destruirme!
Somos tan contradictorios, decimos querer y amar a Chiclayo y qué hacemos para demostrarlo?, sería bueno pensar un poco; no, un poco no, mucho en eso (invito a la reflexión) para que, en lugar de dar tantas felicitaciones y frases de algarabías por el 176º aniversario podamos darnos cuentas como hemos ido "avanzando" a lo largo de estos años.

En alguna página de prensa publicaron que se realizarían actividades como: la expoferia internacional de Artesanía y Turismo, V Clásica Internacional de Ciclismo, exposición historiográfica “Chiclayo Siglo XIX-XX”, expo-pictórica “Cartógrafos de Sueños”, una feria gastronómica, II festival de “postres y dulces, delicias y manjares”. Habrá, además, un desfile de modas de algodón nativo, festival de danzas típicas folclóricas. Bien por todo esto, pero sería bueno dar aún más. ¡NECESITAMOS CULTURA! y no se nos dará si no la exigimos. Pidamos, estamos en nuestro derecho, seleccionemos qué cosas mirar, a qué eventos ir, no crezcamos sólo en construcciones de material noble, de cemento, o así también terminarán nuestros corazones y mentes. Sensibilicémonos un poco, disfrutemos del arte, de la música (la verdadera), respiremos aire puro, sorprendámonos con los detalles de la naturaleza, mantengamos vivo el espíritu que nuestros Mochicas nos dejaron. 

Aún amigos, falta mucho por hacer y depende de cada uno de nosotros, más allá de los políticos (que quizá puedan estar más contaminados que la ciudad), más allá de las autoridades. Sería buenísimo si cada uno de nosotros empieza, aunque sea recogiendo un papel. Estamos seguros, Chiclayo, la tierra que tanto dicen amar, y los alberga, estará eternamente agradecida y así con orgullo podamos decir: ¡FELIZ ANIVERSARIO, CHICLAYO!


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